¿Puede enseñar y tener autoridad una mujer?

1 Timoteo 2:11-12 (RV-1960)

|11| La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.

|12| Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.

¿Este versículo parece bastante claro, no es cierto? Pero antes de sacar conclusiones precipitadas, deberíamos considerar lo que la Biblia tiene para decirnos en otros pasajes. Ninguna doctrina debería basarse sólo en un versículo o dos de las Escrituras, toda doctrina debe ser consistente con toda la Biblia, por lo tanto, si para determinado tema que estuviéramos investigando, existen muchos versículos claros que dicen una cosa y algunos versículos que parecen decir algo contrario, en primera instancia deberíamos tomar los muchos versículos claros como base para la doctrina y luego estudiar los textos contradictorios para ver qué es lo que realmente están comunicando.

La Biblia tiene muchos ejemplos de mujeres enseñando y cumpliendo funciones de autoridad y otras funciones de servicio, veamos algunos ejemplos:

Además de esto, en Colosenses 3:16, en una instrucción general a toda la iglesia, Pablo dice que los cristianos deben enseñarse y exhortarse unos a otros. Y también Pedro, en Hechos 2:17 y 18, cita la profecía de Joel (Joel 2:28-29) diciendo que la profecía se cumplió:

Hechos 2:17-18 (RV-1960)

|17| Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;

|18| Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

La profecía era tanto para hombres como para mujeres, tanto hombres como mujeres, jóvenes como ancianos iban a tener espíritu santo y podrían profetizar, ver visiones, tener sueños proféticos. Además, por lo enseñado en las epístolas de Pablo, sabemos que por medio del espíritu santo se puede recibir sabiduría y poder de Dios para diversas funciones en la Iglesia, así que todo ese poder Dios lo hace disponible tanto a hombres como mujeres para que sirva cada uno según la función que Dios le ha dado.

En los tiempos de los apóstoles, hasta dos o tres siglos después de Cristo, no había lugares de reunión como las modernas "iglesias" o "templos". Los cristianos con frecuencia se reunían en casa de alguien, en catacumbas o en espacios abiertos (como en Hechos 16:13; Hechos 28:30). No era común el sistema actual de reunirse en lugares con una gran congregación en donde uno se para enfrente y el resto se sienta a escuchar. La forma de enseñar más común no era leer la Escritura, sino con ejemplos, testimonios, historias y experiencias. Jesús recorrió muchos lugares enseñando y sólo una vez se dice que leyó un rollo bíblico (Lucas 4:17). Esto es porque en el primer siglo no había tal acceso a las Escrituras como lo hay ahora. Muy pocos sabían leer y los rollos de la Escritura eran muy caros, en la mayoría de los lugares de reunión tenían sólo partes de la Biblia y no una Biblia completa. Por eso es que las reuniones consistían no tanto en leer la Biblia, sino en compartir tiempo, oración, testimonios, ideas, opiniones, experiencias, etc. Esto es "enseñar" desde la óptica bíblica.

Teniendo todo esto en cuenta, resulta prácticamente inverosímil que Pablo prohibiera a una mujer enseñar, porque prácticamente sería decirle que no hable, no opine, no comparta opiniones y experiencias, sólo debía estar allí, callada y escuchando ¡así no es el corazón e intención de Dios!

La cultura del primer siglo era en exceso machista, tanto romanos como griegos consideraban a las mujeres inferiores. El filósofo Sócrates, que vivió entre el año 470 y 399 a. C. decía que la mujer era una maldición divina, un ser a mitad de camino entre el hombre y el animal. Platón fue discípulo de Sócrates y sostuvo las mismas ideas. Aristóteles formalizó la práctica de la discriminación sexual. Demóstenes dijo que la mujer servía como esclava para uso sexual o como esposa para criar hijos y administrar el hogar.

Para cuando Jesús nació este era el pensamiento circundante en la gran parte de la sociedad, así que las mujeres estaban siendo muy oprimidas y restringidas de poder actuar libremente. Por eso es sorprendente encontrar que los apóstoles hayan dejado que las mujeres ejerzan estos roles de servicio importantes en la Iglesia. Sin lugar a dudas los apóstoles revolucionaron el pensamiento social de sus tiempos, dando a la mujer el lugar que Dios siempre quiso darles. Sin embargo, poco tiempo después de la muerte de los apóstoles, el machismo comenzó a ejercer su influencia dentro del cristianismo y las mujeres volvieron a quedar sometidas a los hombres.

Los líderes cristianos que siguieron a los apóstoles en sus escritos varias veces condenan el que las mujeres enseñen en la Iglesia, lo cual nos da la pauta de que en el primer siglo las mujeres estaban enseñando en las congregaciones, sólo que estos líderes cristianos, influenciados por la cultura machista y la filosofía griega, estaban volviendo a quitar a las mujeres los derechos y privilegios que Dios les confirió y que los apóstoles tanto intentaron promulgar. Contrario a lo que muchos piensan, los así llamados "padres de la Iglesia" no continuaron fielmente con la doctrina de los apóstoles, sino que la fueron contaminando poco a poco para volver a la forma de pensamiento greco-romana en donde la mujer era considerada inferior al hombre. Tertuliano (que vivió entre el año 160 y 230 d.C.) decía (hablando de las mujeres) que la sentencia de Dios en su sexo vive en esta era y que la culpa debe necesariamente vivir también, porque ella era la puerta del Diablo. Agustín de Hippona (llamado por los católicos "San Agustín") y Jerónimo enseñaban que el celibato era mejor que el matrimonio. Tomás de Aquino (1225 a 1274 d.C.) intentó armonizar las creencias cristianas con la filosofía griega, apoyándose en la doctrina de Aristóteles; con sus enseñanzas, Tomás de Aquino logró que se consolidara firmemente la desaprobación de la mujer en el cristianismo.

Pero las Escrituras nos muestran que la mujer sí puede enseñar y que, de hecho, la Biblia muestra que ellas en el primer siglo enseñaban sin reproche de parte de los apóstoles. Por lo tanto, los pasajes de las Escrituras que dicen que las mujeres no pueden enseñar en la Iglesia (que son sólo dos), deben ser estudiados detenidamente para poder entender qué es lo que está sucediendo allí, pero, dada la cantidad de textos bíblicos que nos muestran lo contrario, no es correcto hacer una doctrina de aquellos pasajes que parecen decir que la mujer no puede o no debe enseñar en las reuniones.

¡Dios los siga bendiciendo!

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia.

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