Mateo 28:18-20 (RVA)
|18| Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.
|19| Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
|20| y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Estos versículos son usados casi universalmente en el cristianismo para enseñar que la misión de todo cristiano es ir a predicar la salvación al mundo y hacer más discípulos para Jesús. Además, se usan para enseñar que hay que bautizar a la gente en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Adicionalmente son usados para justificar la doctrina trinitaria (o similares), que sostiene que Dios, Jesús y el Espíritu Santo son “tres personas” de una misma deidad.
En este artículo veremos que muchas de estas enseñanzas y afirmaciones son erróneas y que aquí tenemos un doble problema: uno de transmisión del texto y otro de interpretación del texto.
Uno de los más importantes errores que se suelen cometer con este pasaje es querer usarlo para justificar la doctrina de la trinidad, de un Dios “tres en uno”.
La Biblia nos deja en claro que Jesús no es Dios, por lo tanto, Padre, Hijo y Espíritu Santo no son “uno”. Ningún versículo de la Biblia nos dice que Jesús es Dios, ni tampoco hay ningún texto de la Biblia que diga que Dios es un “tres en uno”.
En cuanto al Espíritu Santo, en mi libro “Vida en el Espíritu” he explicado que existen tres expresiones en la Biblia que pueden confundirse, una es en griego pneuma hagion (“espíritu santo”, sin artículos), que refiere a un don dado por Dios; la otra es to pneuma to hagion (“El Espíritu El Santo”, con artículos), que es un título para referirse a Dios (y no una “segunda persona”); y to hagion pneuma (“El Santo Espíritu”), que es otro título para referirse a Dios (y no una “persona”).
Dios es llamado con expresiones como: “Padre”, “El Espíritu Santo”, “El Todopoderoso”, “Creador”, “Dios” (en griego theos y en hebreo Elohim), y de muchas otras formas. Todas estas son formas de llamar a Dios, no son “personas” de una deidad. La idea de “personas” de una deidad no existe en la Biblia, es una forma en que los trinitarios intentan justificar sus ideas antibíblicas.
Ahora bien, en cuanto al versículo 19 de Mateo 28, tenemos suficiente evidencia para argumentar que el texto original tenía la siguiente lectura:
“Por tanto, id y haced discípulos de todas las naciones en mi nombre.”
Toda la frase “bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” habría sido añadida al texto y no son originales.
Argumentos contra la originalidad de esta frase en Mateo 28:19:
1. El bautismo en el Nuevo Testamento: No tenemos ningún texto de la Biblia que nos diga que los discípulos hayan bautizado a nadie con la fórmula “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Todos los registros de bautismos luego de la resurrección de Jesús son en el nombre de Jesús, como, por ejemplo, en Hechos 2:38; 8:16; 10:48 y 19:5.
Por lo tanto, si Jesús hubiera realmente mandado a los discípulos a bautizar “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, los discípulos habrían incumplido su mandato, ya que no hay registros de que jamás bautizaran así.
2. Las citas de Eusebio: Eusebio fue un escritor cristiano que vivió entre el año 260 a 340 d.C. Él fue obispo de Cesarea y, entre muchas obras que escribió, uno de sus trabajos más conocidos es “Historia Eclesiástica”, una historia de la Iglesia desde el período apostólico hasta su propio tiempo.
Eusebio hizo muchas citas bíblicas en sus escritos y citó una 17 veces Mateo 28:19. En todas sus citas el versículo leía “…haced discípulos de todas las naciones, en mi nombre”, sin hablar del bautismo, ni de la fórmula trinitaria.
Esto quiere decir que el texto griego del cual Eusebio estaba leyendo los versículos y haciendo las citas no contenía las palabras “bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
Más aún, Eusebio no tenía razones para alterar ese texto, ya que él mismo creía en la trinidad. Eusebio estuvo presente en el Concilio de Nicea, involucrándose en debates contra la enseñanza Arriana (que enseñan que Jesús no es Dios). Por lo tanto, si él hubiese tenido un texto griego que decía “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” es seguro que lo hubiese citado así y usado en sus debates, pero no lo hizo, lo cual da una más fuerte evidencia de que el texto que él disponía no tenía esa lectura.
Con todo esto, podemos suponer que las palabras “bautizándoles en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo” fueron añadidas a posteriores copias del Nuevo Testamento y que, hasta el tiempo de Eusebio esta lectura era inexistente. Seguramente fueron añadidas por los religiosos católicos u ortodoxos de entre los siglos III y IV para intentar agregar sustento a su doctrina trinitaria.
3. Lo dicho por Lucas: La lectura corta genera una mejor coincidencia con lo relatado por Lucas, en el 24:46 y 47, donde leemos: “…Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día; y que en su nombre se predicase arrepentimiento y remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” Lucas no dice nada de bautizar, ni mucho menos usa las palabras “Padre, Hijo, Espíritu Santo”. De este modo, la lectura corta de Mateo 28:19 coincide con lo dicho por Lucas.
4. La misión de Pablo: En 1 Corintios 1:17 el apóstol Pablo dijo: “Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio…” Si Jesús hubiese enviado a los apóstoles a bautizar ¿por qué darle una instrucción distinta a Pablo? Evidentemente el interés principal de Jesús es que sea predicado el evangelio.
El bautismo en agua ya no es necesario (Mr. 1:8; Lc. 3:16; Hch. 1:5; 11:16). Creer en Jesús como Señor nos lleva a ser bautizados en espíritu santo, recibiendo el lavamiento por nuestros pecados. Por lo tanto, este bautismo espiritual es la consecuencia de entender el evangelio y hacer a Jesús Señor. No es necesario que alguien bautice a nadie, porque el bautismo sucede en el momento que alguien cree en Jesús como Señor.
Por eso Jesús no mandó a Pablo a bautizar, sino a predicar el evangelio, y tiene sentido que esta haya sido la misma instrucción dada a los discípulos. Los discípulos siguieron bautizando en agua, porque eso es lo que habían aprendido previamente y siguieron con sus costumbres en tanto que aprendían la nueva doctrina, pero en las cartas posteriores a la resurrección de Jesús no vemos ninguna instrucción a ser bautizados en agua, ni que el Señor envíe a otros a bautizar en agua.
5. El “nombre”: la palabra “nombre” en la Biblia se usa para referirse a una autoridad o misión delegada, por ejemplo, cuando Jesús dijo que él venía “en el nombre del Padre” (Jn. 5:43) se refería a que él había sido enviado por Dios y lo que hablaba, enseñaba y hacía era conforme a la voluntad de Dios.
En la Biblia tenemos usos de la frase “en nombre del Padre” y también “en nombre de Jesús”, pero no hay referencias a hacer algo “en nombre del Espíritu Santo”. Si este versículo fuera original, sería un uso único y también sería redundante, ya que “el Espíritu Santo” es Dios mismo, quien es el Padre.
Incluso para quienes creen en la trinidad esta frase no tiene sentido, ya que decir “en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo” sería totalmente redundante y sin sentido. Sólo tiene sentido para aquellos que creen en una fórmula mística y especial para bautizar, no obstante, las Escrituras nos muestran que el bautismo espiritual no necesita ninguna fórmula, sino una fe verdadera y sincera en el señorío de Jesús.
6. El manuscrito de Shem-Tov: Existe un manuscrito de Mateo escrito en hebreo, conocido como el manuscrito de Shem-Tov. Hay evidencias de que este manuscrito no fue copiado desde un original en griego, sino en hebreo.
Antiguos escritores cristianos testificaron que existía un manuscrito en hebreo de Mateo y varios de ellos mencionaron que el original de Mateo fue escrito en hebreo, entre estos escritores está Papías de Hierápolis (150-170 d.C. – citado por Eusebio); Ireneo (150-170 d.C.); Orígenes (210 d.C., citado por Eusebio); Eusebio (315 d.C.); Epifanio (370 d.C.); Jerónimo (382 d.C.), entre otros. Por consiguiente, tenemos bastante evidencia de que el original de Mateo muy probablemente fue escrito en hebreo. Siendo así, el manuscrito de Shem-Tov podría ser una copia de una sucesión de copias de ese original en hebreo.
Este manuscrito de Shem-Tov no tiene la “fórmula trinitaria” en Mateo 28:19. Los versículos 18 al 20 en este manuscritos leen así: “Y Yeshúa se acercó a ellos y les dijo: ‘A mí se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra, vayan ustedes y (enséñenles) a guardar todas las palabras que les he mandado para siempre’”.
7. El bautismo no convierte a alguien en discípulo: otro punto contradictorio en el texto largo de Mateo 28:19 es que sugiere que Jesús mandó a hacer discípulos bautizándolos, pero un discípulo no es alguien que sólo se bautiza. La palabra “discípulo” conlleva el sentido de ser un seguidor disciplinado. Cuando alguien recibe a Jesús como Señor recibe el bautismo en espíritu santo y pasa a ser un hijo o hija de Dios, no obstante, eso no lo convierte en discípulo, como veremos más adelante en este estudio, ser discípulo es más que eso.
Teniendo en cuenta estos puntos mencionados, tenemos razones de peso para sostener que la lectura “bautizándolos en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo” no es original.
Si bien no podemos saber con exactitud por qué alguien añadiría estas palabras al texto, hay razones para pensar que fueron añadidas simplemente para intentar justificar la creencia trinitaria.
Las doctrinas del paganismo comenzaron a infiltrarse ya en el primer siglo del nacimiento del cristianismo. Juan, Judas, Pedro y Pablo advierten contra doctrinas erróneas que se estaban infiltrando, incluso por personas que estaban en las mismas reuniones, disfrazados de ministros y creyentes. Cambiar radicalmente el texto de la Biblia habría sido muy obvio, pero hacer sutiles modificaciones les podía ayudar a infiltrar poco a poco el error.
La doctrina trinitaria es una que se fue desarrollando paulatinamente e infiltrando en el cristianismo hasta que se volvió un dogma obligado bajo pena de cárcel, extradición o muerte, en los reinos antiguos. Las iglesias católicas y ortodoxas fueron eliminando las evidencias que mencionamos previamente y se encargaron de difundir la falsa doctrina trinitaria. Puesto que no hay sustento bíblico para estas creencias, es lógico que de alguna forma buscaran introducir en la Biblia una “ayuda” para esta creencia.
Gracias a Dios, a través de la cantidad de manuscritos y escritos cristianos que se han conservado hasta hoy, sumado a la evidencia histórica y arqueológica, hoy podemos confiar en el texto de la Biblia, las alteraciones de este tipo son muy pocas. Además, puesto que estas alteraciones desencajan con el resto de la doctrina de las Escrituras, si conocemos bien la generalidad de la Palabra de Dios, podremos identificar fácilmente posibles cambios o errores tanto de transmisión como de traducción del texto bíblico.
Para mí está más que claro que las palabras “bautizándoles en nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo” fueron añadidas al texto bíblico y no son originales. No obstante, puesto que todos los manuscritos griegos de los cuales disponemos tienen estas palabras, hay quienes prefieren pensar que sí son originales. Aún si así fuera, estos versículos no están afirmando que Dios es un “tres en uno”, sólo estarían presentando una forma supuesta en la que se debía bautizar. No obstante, para quien crea que estos versículos son originales, le queda la tarea de poder justificar cómo encajarían con el resto de las Escrituras y argumentos que he presentado.
Esta instrucción de Jesús también requiere de análisis, porque también suele ser incorrectamente interpretada.
En el texto griego de este versículo, las palabras “haced discípulos” son una sola palabra griega: mathëteuö, que dependiendo del contexto puede traducirse como “ser discípulo o pupilo” o “hacer discípulos o pupilos”. Aquí se trata del segundo caso.
Mathëteuö es el verbo y el sustantivo relacionado es mathëtës, que significa “discípulo, aprendiz, pupilo, alumno”. Veamos cómo usó Jesús esta palabra:
Juan 8:30-32 (RVA)
|30| Mientras él decía estas cosas, muchos creyeron en él.
|31| Por tanto, Jesús decía a los judíos que habían creído en él: —Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
|32| y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Como podemos ver, el requisito para ser un discípulo es permanecer en la palabra enseñada por Jesús. No se trata sólo de escuchar una vez y asentir con la cabeza, se trata de permanecer, es tener un constante aprendizaje de la palabra de Dios, la cual involucra también el ponerla en práctica.
Un discípulo no es un simple creyente, sino que es uno que está siguiendo al Señor, y en un constante proceso de aprendizaje y crecimiento. Recibir a Jesús como Señor nos permite pasar a ser hijos de Dios, miembros del Cuerpo de Cristo y obtener salvación, justificación y redención. No obstante, si queremos ser discípulos de Jesús, tenemos que estar en constante aprendizaje y desarrollo espiritual.
Fíjense que esto coincide con la traducción del texto hebreo de Shem-Tov:
Mateo 18:18-20 (Shem-Tov)
Y Yeshúa se acercó a ellos y les dijo: ‘A mí se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra, vayan ustedes y (enséñenles) a guardar todas las palabras que les he mandado para siempre’.
Si bien hay diferencias entre este texto y la traducción desde el griego, vemos que el mensaje es el mismo
Mucha gente lee y cita estos versículos como si hubiera un mandato universal para todo el mundo de ir a predicar el evangelio y hacer discípulos, pero no es así.
Cuando leemos algo en la Biblia tenemos que preguntarnos ¿a quién se le escribió o dijo eso que estamos leyendo? ¿Es un mensaje general o es particular? ¿Es aplicable para mí o no? En este caso, lo que Jesús está diciendo se lo está diciendo a los apóstoles, no es una instrucción para todo el mundo. Jesús no dijo “a partir de ahora todos los cristianos van a tener que ir por el mundo predicando y haciendo discípulos” ¡No! Esto se lo dijo a los apóstoles, a los que serían encargados de enseñar la Palabra a los demás luego de la resurrección y ascensión de Jesús. Para hacer discípulos alguien tiene que ser un maestro, alguien que no está en la capacidad de enseñar correctamente no puede hacer discípulos. Una cosa es que alguien comparta su testimonio y su fe con otras personas y otra muy diferente es hacer discípulos. Esto no era una tarea para todo el mundo, sino para los apóstoles.
El creyente “novato”, el que recién empieza, no tiene la misión de hacer discípulos, tiene la tarea de aprender, tiene que ser un discípulo primero, para que luego, con el tiempo, le sea asignada alguna función de servicio.
La responsabilidad que todos tenemos es la de procurar aprender tanto como podamos de Dios, de Su amor, gracia y bondad, y vayamos poniendo por obra lo que aprendemos y entendemos.
Romanos 12:2 (RV-1960)
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
2 Corintios 7:1 (RVA)
Así que, amados, ya que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda impureza de cuerpo y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
Todos deberíamos procurar no amoldarnos a esta era y ser transformados por medio de la renovación del entendimiento, lo cual se hace primeramente aprendiendo más sobre la Palabra de Dios y, en la medida que vamos aprendiendo y entendiendo cuál es la voluntad de Dios, debemos procurar deshacernos del pecado y buscar tener un andar de santidad y una vida que glorifique a Dios.
Romanos 12:3-8 (RV-1960)
|3| Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
|4| Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
|5| así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
|6| De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
|7| o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
|8| el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Dios nos ha dispuesto como un Cuerpo en Cristo y cada uno tiene una función diferente, no todos van a ser maestros. Así que, aún entre los que son ya maduros espiritualmente, no todos van a tener que hacer discípulos, cada quien tiene que procurar cumplir su función dentro del Cuerpo de Cristo y así es como la obra, como un todo, avanza más rápido.
1 Corintios 12:18-20, 27-30 (RVA)
|18| Pero ahora Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, a cada uno de ellos, como él quiso.
|19| Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
|20| Pero ahora son muchos los miembros y a la vez un solo cuerpo.
…
|27| Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros suyos individualmente.
|28| A unos puso Dios en la iglesia, primero apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros; después los que hacen milagros, después los dones de sanidades, los que ayudan, los que administran, los que tienen diversidad de lenguas.
|29| ¿Acaso son todos apóstoles? ¿todos profetas? ¿todos maestros? ¿Acaso hacen todos milagros?
|30| ¿Acaso tienen todos dones de sanidades? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?
Como vemos, cada quien tiene su función dentro del Cuerpo de Cristo, no todos van a ser maestros, no todos tienen que ir a hacer discípulos de todas las naciones.
Por supuesto todos podemos dar testimonio de nuestra fe y del amor de Dios a otras personas cuando lo deseemos y tengamos oportunidad. Pero es importante entender que no es la función o la misión de todo el mundo el hacer discípulos, que estas instrucciones fueron dadas específicamente a los apóstoles.
En conclusión, lo que cada uno de nosotros debe procurar hacer es aprender continuamente acerca de Dios y de Jesús y poner lo aprendido por obra para ser discípulos de Jesús. Esto nos llevará a ir eliminando el pecado de nuestras vidas, buscando una vida de santidad que glorifique a Dios.
Luego, en la medida que crecemos en conocimiento y madurez espiritual, vamos a ir comprendiendo nuestra función dentro del Cuerpo de Cristo y es en esa función en la que tenemos que concentrarnos.
Efesios 4:15-16 (RVA)
|15| sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: Cristo.
|16| De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todas las coyunturas, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros, para ir edificándose en amor.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia.
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